“Bueno”. Si hay que describirlo en una sola palabra, definitivamente el término es “bueno”. De vez en cuando, cuando lo extraño, lo recuerdo con esos ojos tristones que más buenos no pueden ser. En algún sorpresivo chiste negro le aparece el diablito, me deja anonadado, hasta que le veo los ojos y pienso que este tipo no puede ser más bueno, y no hay Lassie que le compita. Mi viejo es bueno.
Se me incrusta en el pensamiento, se enmaraña con la palabra “bueno” la palabra “paz”. No hay Ghandi que le compita. Porque mi viejo es paz.
Me hubiera gustado ser su alumno. Cuántos centenares de ellos me han dicho “¡qué grande tu viejo!”. Cómo será en sus clases, ¿será extrovertido, será introvertido? A mí nunca me ayudó con la escuela, yo sé por qué. En casa es más bien tranquilo, no suelta demasiado la lengua. Cuando la suelta, dice cosas éticas, debajo de lo que habla hay igualdad, su discurso tiene justicia. Es una precisa balanza. Se arpegia la barba de su papada, tiene esa inteligencia que atraviesa lo académico, es inteligencia de/en/para la vida. Pasado, presente y futuro.
Si tuviera el perfil más alto, sería más reconocido. Pero él lo hace todo calladito, sin vender humo. Me asombra, me enorgullece su humildad.
Lo admiro como marido. Mi vieja no puede estar mejor contenida. Es un gran compañero. Son solidarios entre sí.
No recuerdo situaciones concretas, de esas en las que decís “esto me marcó”. Pensando en eso, emergen situaciones amenas: lo veo preparándome la chocolatada, despertándome a las siete y cuarto para ir a la escuela, manejando responsable, tomando en familia unos mates, haciéndonos el asado cada domingo. Creo que si no recuerdo –y no sé por qué la busco- esa situación concreta que me haya marcado, es por algo fundamental: Mi viejo me dio libertad.
Hice lo que quise, nunca me marcó nada. Fui tan libre, soy tan libre, tan feliz, gracias a él (y a la mama).
Pero eso sí, cuando yo jugaba al futbol, corría una maratón, actuaba, vendía numeritos de rifa, o recibía un diploma; él, en silencio, recóndito entre otros padres histriónicos y desesperados, él estaba ahí. Siempre. Me dejaba en libertad y me acompañaba. Acompañaba mi libertad. Yo lo sabía.
¡Feliz día viejito!
ResponderEliminarGracias hijo, estas palabras le levantan la autoestima hasta a un hincha de River. Sin embargo creo que te quedaste corto cuando me comparás con Gandhi. Si el chabón hubiese tenido las minitas que yo tuve, bueno, se podrían establecer algunos parámetros idénticos.
ResponderEliminarMe encantó lo de la libertad, pero agregaría que la libertad no da (al menos solamente) también se conquista y vos sos un conquistador, en el sentido mas restringido de la palabra. Te abrazo y te quiero gordo cachetón. Ya los tenías cuando eras pequeño, como en la foto que ilustra este texto.
Papi
Está todo dicho, tal cual, solo agregaría algo que suelo decirle,está en su última reencarnación.
ResponderEliminarMe llena de felicidad ver el respeto y la admiración (no digo reconocimiento porque es algo que no espera)que tienen por este padre,tan bien elegido.Merece cada una de tus palabras y el amor que le tenemos.
ma
mira alberto,la cagaste con lo del hincha de river..yo te banco como a casi nadie y me tratas mal jeje..feliz dia alberto..te lo mereces tenes una flia de 10
ResponderEliminartu vecino carlitos..nos vemos pronto
Alberto Feliz día!!!! y a la fla, y a mi hija postiza muchos besitos
ResponderEliminarSagus boló casi me hacés llorar. Sólo puedo agregar que el Negro sale del viejo Zorro Lopez y de la Elmi. Yastá to dicho. Cayo Tiitus Paluitos Molinarus Cesar emperador de Carthago Nova
ResponderEliminaragu, gracias por saber decir , siempre... Todo el Albert, ahí, doy fe...Sólo puedo agregar de mi parte que el Negro también ha sido capaz de hacerse hermano de verdad de sus cuñadas, y convertirse en hermano hermano de verdad...Y que junto con la silvi me han dado semejantes sobrinos, qué afortunada soy !!
ResponderEliminarYo opino exactamente lo contrario de lo que no afirman. Es decir, me permito no contradecirlos en todos los puntos. He dicho. N.
ResponderEliminarCaí acá por casualidad y acabo de caer en la cuenta de quién es tu viejo: tu papá es uno de mi mejores recuerdos de la secundaria. Todo el curso lo quería pero yo especialmente porque amaba su materia. ¡Qué orgullo para tu viejo que escribas así! Te empiezo a seguir! Mary
ResponderEliminarN. me rompiste la maquinita de descifrar silogismos! jueputa!
ResponderEliminarM.
Que grande tu viejo!
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